Nuestros talleristas y voluntarias explican cuál será la historia a desarrollar.

Arte, del latín ars-artis y éste a su vez del griego, τέχνη téchnē.  Una expresión de ideas y de emociones a través de diversos recursos. Así es entendido el arte desde Mar de Somnis, como algo que llevamos dentro: ese algo que nos representa, que nos socializa, que nos permite comunicarnos con los demás. Y también es una herramienta fundamental para que los chicos y chicas con epilepsia se expresen. Y así lo hicimos en la pasada Asamblea de Zaragoza, una ocasión que nos sirvió para decir bien alto lo orgullosos que estamos de nuestros chicos.

¿Qué hicimos en el taller?

Alter Krapp y Francesca d’Errico juntos con más de 20 chicos y chicas de todas partes de España, se inventaron un viaje de fantasía, imaginación, colores, plantillas, pinceles y spray. Un viaje que partía de una premisa común: el mito Jasón y los argonautas.

“Jasón encargó al carpintero Argo la construcción de una nave con la que poder llegar a Cólquide, y pronto se extendió por toda Grecia la noticia de que Jasón se disponía a partir en busca del vellocino de oro. Fueron muchos los jóvenes que acudieron a Yolco dispuestos a formar parte de la expedición y, como quiera que la nave había tomado de su constructor el nombre de Argos, Jason y sus compañeros fueron en adelante conocidos como los argonautas. El viaje fue largo y lleno de imprevistos.”

La elección de la mitología griega fue una idea que nace de la mano de Elisenda Polinyà y Alter Krapp que juntos crearon un proyecto llamado Los Afanes de HérculesEl nombre del semidiós pasó a ser uno de los tantos nombres que identifica la epilepsia ya que, según los mitos y leyendas,  el hijo del Dios Zeus y de la terrenal Alkmene, sufría este trastorno.

El viaje de Jasón y los argonautas sobre la nave Argos fue una prueba de valentía.

 

Siguiendo el hilo de las historias antiguas de los héroes de las islas griegas, empezamos a trabajar con el mito de Jasón.

¿Quién era este hombre joven y valiente que, consiguió unir a otros aventureros y aventureras, dispuesto a superar pruebas de cualquier tipo, a enfrentarse con dragones y monstruos marinos? ¿Consiguió alcanzar el vellocino de oro? ¿Quiénes eran sus amigos los Argonautas? ¿Y qué poder tenía el  barco Argo?

El mito fue utilizado como itinerario formativo durante el cual Jasón crece, viaja, aprende y experimenta algunas pruebas. Con esto queríamos reflejar las experiencias de los chicos que, como Jasón, se están formando y crecen superando las pruebas que la epilepsia les propone cada día”.

 

No estar solos: participar juntos como Argonautas

Motivándolos con estas preguntas y acompañándolos con los diferentes materiales plásticos, procedimos a crear pequeños grupos para que los chicos y chicas fueran recreando la historia del mito. La respuesta fue asombrosa: se consiguió recrear los mapas del viaje y se reinterpretó por completo la historia dándole un nuevo… sentido.

El mito fue utilizado como itinerario formativo a través del cual Jasón crece, viaja, aprende y experimenta algunas pruebas. Con esta práctica queríamos reflejar las experiencias de los chicos que, como Jasón, se están formando y crecen superando las pruebas que la epilepsia les propone cada día. Metafóricamente, cada una de las personas que participaban en el taller  se transformó en Jasón y todos juntos fueron los Argonautas.

Comprendiendo la leyenda, reinterpretándola y adaptándola a la realidad de los chic@s

El espejo que cada uno hace del otro los coloca en otro lugar; un espacio más cómodo, donde no están solos, donde hay otra persona que les entiende, les acompaña, que supera las mismas pruebas y que se enfrenta con los mismos miedos.

“Metafóricamente, cada una de las personas que participaban en el taller  se transformó en Jasón y todos juntos fueron los Argonautas”.

No fue un taller de pintura, no se enseñó a pintar. Se ofrecieron herramientas y una historia para darles el espacio de contar las suyas, acompañados en todo momento por nuestros dos talleristas -Alter Krapp i Francesca d’Errico- y por Karla, Ainoha, Vanessa y nuestra enfermera Irene.

En el viaje, Jasón y los argonautas tuvieron que afrontar muchos peligros, pero juntos superaron sus miedos.

 

Una historia un tanto atípica

Fue un taller redondo. Comenzó a las 11 de la mañana con el clásico ‘Había una vez…’ y acabó con la historia de un superhéroe que encuentra el amor en un restaurante de París. El superhéroe y su bella acompañante, junto a sus amigos con raros poderes especiales, emprenden un largo viaje a bordo de una nave con un poder peculiar:  “El poder de conocer a personas con la misma enfermedad con las que viajar hacia un mismo destino: la amistad y la felicidad”.

“Pasados los años, Jasón, invadido por la nostalgia, quiso ver de nuevo la nave Argos. Llegó a Corinto, donde nadie reconocio en aquel anciano apesadumbrado al héroe de los argonautas. Se dirigió al templo de Argos y subió a la nave. La recorrió con paso lento, recordando los tiempos lejanos y venturosos. Pero, súbitamente, el palo mayor se partió y cayó con gran estrépito. Golpeó a Jasón  en la cabeza y este se desplomó, ya sin vida, sobre el suelo de aquella misma nave que tanto honor le había reportado”.

El inicio de la aventura, y el resultado final.