A través de un reportaje del New York Times hemos podido conocer la historia de Jerry Kill, un entrenador de fútbol americano capaz de trascender sus episodios de epilepsia y hasta de superar un cáncer de riñón para entrenar con normalidad a su equipo, los Gophers de Minesota. Sus crisis epilépticas le han impedido acabar los partidos en tres ocasiones durante las últimas tres temporadas, y miles de personas lo han visto tendido en el suelo con espasmos en sus extremidades y el cuerpo temblando sin control.

­KILL-450px-01En realidad, la primera crisis en el estadio le salvó la vida. Corría el año 2005 y él entrenaba al Southern Illinois. Sus asistentes recuerdan las convulsiones, el silencio, la llegada de la ambulancia… Gracias a este episodio los médicos realizaron un examen completo y descubrieron un cáncer de riñón.

Al día siguiente de que le extirparan parte del órgano afectado, el entrenador recibió en la cocina de su propia casa a un joven fichaje, Justin Allen, al que apenas mencionó de pasada “una operación sin importancia”. Cuando Allen se enteró de las circunstancias reales enseguida tuvo muy claro en qué equipo quería jugar.

Estigmatización de la epilepsia

Kill, de 52 años, también ha sabido sensibilizar a la nación americana frente a la estigmatización que sufren las personas afectadas por la epilepsia. Todo empezó cuando un columnista del Star Tribune sugirió que Kill no era “lo suficientemente sano como para liderar un equipo”. La reacción de los aficionados colapsó el correo electrónico del periódico –y el del propio entrenador.

El Star Tribune publicó una disculpa, pero el debate ya se había encendido en todo el país. El Dr. Orrin Devinsky, Director del Centro de Epilepsia de la Universidad de Nueva York, comentó al respecto “el profundo grado de estigma social que persiste”, un estigma que ha conducido a muchas personas a ocultar su condición, incluso a sus familias.

KILL-450px-02Una mera distracción

Durante el primer ataque que tuvo en Minnesota, Mike Rallis, un defensa del equipo de 2011, dijo que el estadio se quedó en silencio. “Fue escalofriante”, dijo Rallis, aunque los asistentes de Kill enseguida tranquilizaron a los jugadores. Kill volvió la semana siguiente y dijo a los chicos que se sentía bien. Incluso convirtió esa convulsión en una lección de coaching: “No hagáis caso de ninguna distracción –les dijo-, y seguid adelante”. Eso demostró qué significa la epilepsia para Jerry Kill: una distracción.