‘Mi caso es el ejemplo de que la esgrima y la epilepsia se pueden compaginar’
Con 33 años, Lucía convive con la epilepsia desde los 17 años, una enfermedad que no le ha impedido formar parte de la élite deportiva.
Cuatro medallas internacionales en las dos últimas temporadas le han llevado a ser una fija en el TOP10 del ranking mundial del sable femenino y uno de los nombres que suena con más fuerza en la esgrima.
En su caso, los episodios empezaron siendo adolescente. Se encontraba en clase, se levantaba para ir al baño y luego no recordaba lo que había sucedido. Cuando vio en las noticias el fallecimiento de Antonio Puerta se asustó al pensar que algo similar podría estarle sucediendo a ella.
Tras varios exámenes un neurólogo me dijo que padecía “una epilepsia de libro”.
A partir de ahí vinieron más pruebas y al principio fue un shock porque lo primero que piensas es que no vas a poder tener una vida normal, que no vas a poder dedicarte al deporte, que no vas a poder hacer nada. Pero no me rendí, acudí a varios neurólogos hasta que encontré a uno que ya había trabajado con otros deportistas y que encontró la medicación acorde a mí. Después de probar muchas, conseguimos llegar a la estabilidad que tengo ahora.
“He sufrido muchas crisis en torneos y entrenamientos, pero duran muy poco, no más de medio minuto y me da tiempo a reponerme”, comenta en conversación con EL MUNDO sobre una epilepsia que asegura “afecta a otros deportistas, aunque no quieran exponerlo públicamente”.
“Yo siento que debo hacer pedagogía porque durante muchos años no estuve diagnosticada y fue angustiante”, proclama Martín-Portugués
«No temo la epilepsia, sino vivir con miedo»
“Así que me gustaría mandar un mensaje a la gente que sufre esta enfermedad: que no se resignen, que siempre se puede mejorar tu calidad de vida, aunque sea un poquito.”
En su caso, asegura que el deporte le ha ayudado muchísimo porque con su enfermedad es muy importante llevar una rutina y una disciplina, y eso es lo que hace gracias a la esgrima: “Llevar esa buena higiene de vida me ha llevado a controlar la epilepsia”.
Finalmente no pudo conseguir la ansiada medalla en París, pero su lucha contra la epilepsia la continua ganando cada día. Esforzándose por superarse, por salir adelante.
Sin duda es un buen ejemplo de lucha contra la epilepsia, un ejemplo que debe servirnos a todos, cada uno en sus circunstancias y caso clínico específico, para seguir esforzándonos por llegar al siguiente nivel, por dar otro paso más, por seguir luchando por nuestra medalla particular.
Ánimos y fuerza desde aquí no os van a faltar.
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