Información detallada acerca de las crisis: es aconsejable que la persona que presenció la crisis de su hijo/a esté presente para comunicar al médico los detalles de lo que observó.
La primera crisis suele llevar al paciente a la consulta de urgencias, sorprendiendo y generando desconocimiento sobre lo que le está ocurriendo. Existen muchos tipos de crisis, pero en la explicación que se proporciona al médico, es posible que se considere que se trata de una crisis epiléptica, lo que lleva a realizar pruebas diagnósticas.
Durante el proceso de diagnóstico, los médicos intentarán determinar la causa de las crisis y verificar si existen signos de epilepsia junto a otros trastornos. El diagnóstico de cada niño o niña es único; sin embargo, el especialista puede hacer preguntas sobre el embarazo de la madre y el nacimiento del niño/a.
Información detallada acerca de las crisis: es aconsejable que la persona que presenció la crisis de su hijo/a esté presente para comunicar al médico los detalles de lo que observó.
A diferencia de otras realidades, la epilepsia está relacionada con una gran diversidad de especialistas que es importante comprender para poder coordinar adecuadamente su intervención.
Pediatra: Es el médico que se especializa en el tratamiento de niños. Aunque el pediatra estará en contacto permanente con el médico especializado en epilepsia (epileptólogo) o en enfermedades del cerebro (neurólogo), en los últimos años están surgiendo especialistas que tratan la epilepsia en la infancia: el neuropediatra. En este enlace podrás obtener más información sobre esta especialidad, que presta especial atención al neurodesarrollo y a las interferencias que la enfermedad puede causar en él, ya sea neurológica o no.
Epileptólogo: Es un neurólogo que se especializa en el tratamiento de la epilepsia. La existencia de médicos epileptólogos permite a las personas con este trastorno recibir un tratamiento más específico. Generalmente se recomienda acudir a un epileptólogo solo si el tratamiento estándar no funciona o si el diagnóstico no está claro. Gracias a esta especialización, el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia son cada vez más efectivos.
Enfermera/o especializado: Generalmente trabaja en conjunto con un pediatra, neurólogo o epileptólogo, y es una figura clave en el seguimiento y la coordinación del tratamiento.
Otras especialidades que también pueden formar parte del equipo en el tratamiento de nuestro familiar son:
Neuropsicólogo: Psicólogo especializado en la evaluación de la función cognitiva del cerebro y el rendimiento académico.
Psiquiatra: Médico especializado en el tratamiento de problemas psiquiátricos y de salud mental.
Psicólogo: Profesional del ámbito de la salud mental especializado en la evaluación y tratamiento de niños y niñas con problemas de conducta y aprendizaje.
Logopeda: Encargado de la prevención, detección, evaluación, diagnóstico y tratamiento de problemas relacionados con la voz, el habla, el lenguaje (oral y escrito), la audición, la comunicación y funciones orales asociadas (respiración, masticación y deglución) mediante técnicas terapéuticas.
El principal tratamiento para la epilepsia se basa en la utilización de fármacos antiepilépticos.
Desde la primera crisis epiléptica se debe tratar de buscar su causa, porque el tratamiento de dicha causa tiene prioridad sobre el tratamiento de los síntomas de la crisis. En función del tipo de epilepsia de que se trate y las posibles enfermedades que ya padezca el paciente, el tratamiento va a variar.
La medicación suele tener importante efectos secundarios que pueden ir desde el decaimiento y la irritabilidad, hasta la euforia o la dificultad para gestionar las emociones.
Por este motivo, a veces se utilizan otro medicamento (terapia combinada) que contrarresta la acción desmesurada del primero con el fin de encontrar el mejor estado físico y emocional para la persona. Durante este periodo hay que tener paciencia por qué la regulación de las dosis se lleva a cabo durante meses y cada cuerpo la metaboliza de formas diferentes.
No hay una fórmula única, sino que hay que encontrar la mejor para cada persona. Existen otras opciones para los que cada paciente deberá valorar si es candidato por su tipo de epilepsia.
La FEDE, Federación Española de Epilepsia, siguiendo las líneas estratégicas de la Epilepsy Foundation, la Epilepsy Society y la International Bureau for Epilepsy, ha establecido 4 modelos de tratamiento:
El 70% de las personas que conviven con epilepsia responden al tratamiento indicado por su médico. Cada tratamiento es único e individual. En este enlace a FEDE, puedes ampliar la información sobre este aspecto proporcionada por la Sociedad Española de Neurología y la Fundación del Cerebro.
¿Cuáles son los fármacos antiepilépticos?
La asociación Ápice Epilepsia ha elaborado un listado de los fármacos más utilizados
Medicamentos genéricos vs marcas en epilepsia
Si la parte afectada por la epilepsia, y desencadenante de las crisis, es una pequeña área de células cerebrales bien definida, se puede considerar una intervención quirúrgica, especialmente en personas para quienes la medicación no ha sido efectiva.
La cirugía para tratar la epilepsia consiste en extirpar el área del cerebro donde se originan las crisis. Este procedimiento es más eficaz en personas cuyas crisis se originan siempre en la misma zona del cerebro. La intervención quirúrgica es una opción para entre el 10% y el 15% de los pacientes.
Evidencia de la cirugía
Los neurólogos infantiles explican que, al reducir los hidratos de carbono, el cuerpo utiliza los lípidos como fuente principal de energía. Esto provoca una sensación similar al ayuno, haciendo que el metabolismo funcione de manera diferente, generando acidosis y cuerpos cetónicos que pueden ayudar a mejorar a los pacientes con epilepsia. En Healthy Children puedes encontrar información detallada en español sobre la dieta cetogénica.
Esta es una dieta estricta, basada en alimentos ricos en grasas y bajos en carbohidratos, proteínas y calorías, cuyo objetivo es reducir la frecuencia de las crisis. En algunos tipos de epilepsia, especialmente en niños, esta dieta ha demostrado ser útil. Es fundamental realizarla en centros especializados y bajo estricta supervisión de nutricionistas.
El estimulador es un dispositivo que se implanta en el cuerpo del paciente mediante una intervención quirúrgica. Este dispositivo envía impulsos eléctricos de manera periódica al nervio vago, lo que puede ayudar a reducir tanto la cantidad como la intensidad de las crisis epilépticas.
Tanto en adultos como en niños, la primera crisis suele ir seguida de una evaluación a fondo para ayudar al médico a decidir si recomienda un tratamiento preventivo con medicamentos antiepilépticos o si adopta una actitud expectante, en caso de que se produzca una nueva crisis.
El factor más importante para decidir si se debe iniciar el tratamiento farmacológico tras una sola crisis es la probabilidad de futuras crisis. Los médicos utilizan pruebas de diagnóstico y una evaluación cuidadosa de la crisis en sí para determinar el riesgo de recurrencia. La edad, el historial familiar y las posibles causas de la convulsión son algunos de los factores que se toman en cuenta. También se consideran aspectos importantes como la imposibilidad de conducir, el embarazo o el impacto en la vida laboral.
Si crees que tú o alguien de tu entorno puede tener epilepsia, es importante comunicarle al médico lo que está sucediendo. Mantén un registro de la frecuencia con la que se producen las crisis, la hora del día y la forma que adoptan. Esta información ayudará al médico a determinar si lo que describes podría ser un tipo de epilepsia. Si tienes la oportunidad, graba las crisis con una cámara o un teléfono móvil, ya que esto será de gran ayuda para el diagnóstico.
La principal herramienta del médico para el diagnóstico de la epilepsia es un historial médico completo, junto con la mayor cantidad posible de información sobre cómo se presentan las crisis y las circunstancias que ocurren justo antes de que comiencen. Recuerda que una imagen vale más que mil palabras; grabar lo que sucede durante una crisis puede facilitar el diagnóstico.
Otra herramienta importante es el electroencefalograma (EEG), un equipo que registra la actividad cerebral mediante cables y electrodos adheridos al cuero cabelludo. La actividad bioeléctrica del cerebro, tanto durante las crisis como en los periodos sin ellas, puede mostrar patrones específicos que ayudan al médico a diagnosticar epilepsia.
Por su parte, los métodos de imagen, como la tomografía computarizada (TAC) o la resonancia magnética (RM), se utilizan para identificar posibles lesiones en el cerebro, como ictus, tumores o cicatrices, que puedan estar causando las crisis.
Cuando una familia se enfrenta al diagnóstico de epilepsia y le confirman que su ser querido tiene uno de los muchos tipos existentes, las primeras reacciones suelen ser preocupación y angustia. Esto ocurre por diversas razones:
Primero, porque se trata de una afección que afecta al cerebro, un órgano aún poco comprendido en sus reacciones.
Segundo, porque se desconocen tanto las causas como las consecuencias de vivir con epilepsia. Además, el hecho de que se considere una enfermedad crónica (salvo en algunos tipos de epilepsia) puede hacer que la persona sienta que esto supone una dificultad adicional en su vida.
Desde Mar de Somnis, podemos acompañaros en las diferentes fases que podríais experimentar.
Para empezar, estos consejos pueden ser muy útiles para adultos y familias.
Para un diagnóstico adecuado, es necesaria una historia detallada del evento. Se debe registrar el tipo de movimiento que realiza la persona, la duración, la frecuencia y el momento de la noche en que ocurre, así como la presencia de comorbilidades (trastornos del sueño, trastornos conductuales o problemas de aprendizaje) y si hay antecedentes familiares de epilepsia.
En este sentido, puede ser de gran utilidad que los familiares graben el episodio mediante dispositivos móviles.
También será necesaria una exploración pediátrica y neurológica completa, que ayude a identificar la presencia de trastornos del neurodesarrollo.
Podéis leer este interesante artículo sobre las parasomnias: «Epilepsia nocturna y trastornos del movimiento».
La epilepsia se puede tratar con medicamentos, cirugía, una dieta especial o mediante el implante de un dispositivo que estimula el nervio vago. Entre estos tratamientos, la medicación es, con diferencia, el más común y suele ser la primera opción a considerar.
Existen numerosos medicamentos para controlar diferentes tipos de convulsiones. Aproximadamente un tercio de los pacientes necesita tomar más de un medicamento antiepiléptico para controlar las crisis, aunque lo ideal es tomar solo uno siempre que sea posible.
Un medicamento preventivo para las crisis epilépticas (conocido como antiepiléptico) no será efectivo hasta que se alcance una dosis adecuada en el cuerpo, que debe mantenerse de manera constante. Es fundamental seguir cuidadosamente las indicaciones del médico sobre la dosis y los horarios de administración. El objetivo es mantener el nivel en sangre lo suficientemente alto como para prevenir las crisis, pero minimizando efectos secundarios como la somnolencia excesiva o el mareo.
Existen también tratamientos alternativos que la medicina sigue investigando, como la neuroestimulación o la terapia genética.
Una persona con epilepsia puede ayudar a controlar sus crisis tomando la medicación prescrita con regularidad, manteniendo los ciclos regulares de sueño, evitando situaciones inusuales de estrés y trabajando en estrecha colaboración con su médico. Una evaluación médica regular y las visitas de seguimiento también son importantes. Sin embargo, se pueden presentar crisis incluso cuando alguien está haciendo todo lo prescrito.