Este tipo de crisis epilépticas consiste en lapsos de pérdida de consciencia que comienzan y terminan bruscamente, en los que se detiene la actividad que está realizando el paciente y permanece con la mirada fija durante unos segundos. No hay ninguna señal de advertencia y no producen ninguna consecuencia una vez finalizan. Es más común en niños que en adultos. A menudo son tan breves que no se detectan aunque se sucedan repetidamente, por lo que pueden pasar meses y años antes de que el paciente consulte a un médico.
Los espasmos infantiles son grupos de movimientos rápidos y bruscos que se inician entre los tres meses y los dos años. Si un niño está sentado, la cabeza cae hacia adelante y los brazos se flexionan también hacia adelante. Si está acostado, las rodillas se doblan, los brazos y la cabeza se flexionan hacia adelante como si el bebé estuviera buscando apoyo. Es necesario consultar al médico para un diagnóstico acertado.